Saturday, August 17, 2013

Liberación

La liberación viene con la muerte de los padres

A veces creo que por eso murieron pronto, mis padres me dejaron libre ya que ellos no pudieron seguir con este gran paquete, o quizás huyeron al saber que iba a ser madre y me daría cuenta de sus errores, y prefirieron evitarse todos los reclamos y encaros, la caída de las máscaras, la disección de las mentiras y la extirpación de la verdad.

Mi padre se salvó primero, una semana después de que yo supe que tenía una vida dentro, por un momento pensé que el milagro de la vida alejaría a la muerte, pero no fue así; él partió lento como un pez fuera del agua, dando bocanadas de aire y de pronto su piel fue palideciendo hasta dejar un frío maniqui en la cama del hospital, desde ese día las muertes en las películas me parecen tan falsas e irreales.

El duelo llegó entre nauseas, trámites, papeles, mudanzas y esta sensación de vivir flotando en un mundo irreal, dicen que los bebés sienten todo lo que la madre, algún día le preguntaré a Dante si recuerda mi tristeza.

Es pesado ser la mayor y que todo esté a mi nombre, no recuerdo como pude resolverlo todo, la muerte de mi padre me movió en lo más profundo, el vínculo que teníamos era muy fuerte, a pesar de sus cargas y dolores siempre estuvo ahí a su manera, me escuchaba y aunque no siempre estaba de acuerdo podíamos platicar por horas y me aconsejaba recordando su camino, por eso me dolió tanto cuando se fué y ahí fué cuando empezé a comprenderlo todo, su partida abrió una puerta que siempre mantuvo cerrada, al remover, empacar, guardar y tirar sus cosas descubrí sus vidas ocultas, la del médico, la del hombre, la del hijo, a nosotros solo nos mostró la del padre, recuerdo cómo se enojaba cuando le decía que más que su hija quería ser su amiga.....a pesar de ser artista y bohemio nunca pudo con la arraigada idea de lo que una mujer tiene que ser, y yo rompía sus esquemas, y solo pudo conciliarse cuando viví sola y se dió cuenta de que nunca viviria de esa forma, fotos, cartas, tarjetas, pequeños escondites detras del closet y el escritorio, cada cajón tenía una historia que contar y ahí me dí cuenta de lo poco que conocía de él, que tanto puede esconder una persona, tanta carga para él solo que al final acabó por aplastarlo, ojalá los fantasmas regresarán aún tengo tantas cosas por preguntarle y ahora solo me quedan los sueños para hablar con él.

Vaciar su casa fue hacer un recorrido histórico y fue como armar un rompecabezas de piezas incompletas, relíquias de los antepasados salían de cajas arrinconadas llenas de polvo y telarañas, hojas amarillas escritas con caligrafía antigua, instrumentos, huesos, fotografías deslavadas por el tiempo, pedazos de vidas, de esas vidas de donde vengo, esas de las que me tengo que liberar.

Mi madre tardó un poco más en irse, era curioso ver como asumía el papel de viuda en el funeral y se paraba en la puerta de la iglesia a recibir pésames y abrazos a pesar que hacía más de veinte años que se había divorciado de él, cuando no se aprende a liberar, a soltar, nuestras mismas cadenas nos jalan toda la vida hasta hacernos llagas en las extremidades, su segunda esposa cabe de más decir odiada por toda la famiilia se sentó en una de las últimas bancas y así como llegó salió, en silencio, como una sombra, como ese fantasma que siempre estuvo bajo los pies de mi padre, ya que nunca supo o quizo darle un espacio junto a él.

El funeral no fué funeral, siempre nos pidió que no le avisaramos a nadie quizo irse de incógnito sin visitas, tratamos en lo posible de cumplir sus deseos pero mi madre y una hermana se encargaron de invitar a los que no debían ser invitados y de exhibir los restos volátiles y grises en medio del rito religioso que mi padre tanto rechazaba, él siempre se reía del deseo de protagonismo de las personas, ahora me pregunto si esa vez desde donde estaba también se reia, la vida es un circo y todos tenemos un papel en él, para mi fué más fácil esperar afuera y ver el desde lejos el espectáculo.

El funeral de mi madre fue muy diferente, ella lo planeó desde años atrás, contrató el servicio, la funeraria, las flores, el féretro, aun recuerdo ese día en donde los encargados nos seguían vendiendo cajas de mármol y servicio de meseros que elevaba el costo por encima del dolor, la muerte es una fiesta social vestida con trajes negros, y de nuevo esa sensación de estar flotando en un mundo irreal, donde el dolor no se respeta y llegan esperando que recibas con una sonrisa a gente que no has visto en años o que ni siquiera conoces, que voltean a verte de arriba abajo porque traes los jeans deslavados y una sudadera del día anterior, gente extraña que llegaba a dar abrazos detrás de unos lentes oscuros, los perfumes mezclados con maquillajes me provocaban mareos, peinados de salón, joyas y marcas, hasta para el dolor hay relgas de etiqueta, cada quince minutos se levantaba un murmullo de voces incomprensibles que arrastraban plegarias para que el alma descansara en paz, esa paz que no se tuvo en vida ahora se buscaba en la muerte.

El dolor se debería vivir en privado.

Entre los contrastes del cuerpo bajo la sábana de hospital esperando pacientemente a ser llevado al crematorio, en silencio, acompañado por la sangre, y por otro lado el perfume, las flores y la gente, la caravana...aún al final se podía percibir la abismal diferencia que había entre los dos, su destino lo fué también, mi papá voló libre, sus cenizas estan en algun lugar del sur a donde lo llevó mi hermano, mi mamá sigue en una caja, por alguna u otra razón su petición no ha podido cumplirse, me pregunto si desde donde está también se esta riendo.

Y yo sigo aquí, desenmarañando, escudriñando, entendiendo, aprendiendo, soltando, tratando de liberarme para poder liberar a mi pequeño Dante, pero liberarlo en vida, no en muerte.








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